miércoles, 20 de febrero de 2013

Día 01: Un viaje al estilo Ge

20.35 a esa hora debía llegar el bus que nos llevaría desde Quilpué a Santiago. Llegó unos minutos tarde, pero para nosotros que íbamos holgados de tiempo, no era importante. Mientras mi hermano y mi mamá esperaban a que el auxiliar guardara las maletas, yo debía buscar nuestros asientos. Piti, no veía los números. Escuché que la señora que iba delante de mí tenía el 22, así que esperé a que se sentara para deducir cuáles eran los nuestros. 
 Una vez sentados, con el waze activado, cinturones puestos y el bus en movimiento, llamé a mis abuelos para despedirme. Justo en ese instante, la chica del asiento de adelante, reclinó su asiento: lata! 
Al llegar a Paso Hondo le pedí a mi mamá el sándwich que había comprado en el terminal de Quilpué, sándwich que para mí había sido el equivalente a un robo: 600 pesos, por un pan con más miga que margarina y poco queso... Por 500 afuera del Duoc, hubiéramos comprado uno con palta, tomate, pollo, teniendo la posibilidad de aderezarlo...  pobre mamá estafada,  se agradece, moría de hambre porque no comía desde hace horas, como siempre, gracias mamá! 
Conversando, los minutos se hicieron pocos hasta que el bus paró: el chofer se había pasado el camino que nos lleva hacia la vía Las Palmas: nice. Mi hermano conversó con el conductor y le contó que era la primera vez que tomaba esa ruta. Nuevamente un pequeño retraso que no nos afectaba. El bus tuvo que seguir hasta Viña y desviarse un poco de su ruta. 
 Mi mamá se quedó dormida, y yo no tenía con quien conversar, así que ni modo, a activar el paquete de datos. Mi amigo Cris había escrito en nuestro grupo de whatsapp algo sobre el profesor Edgardo Reinoso, conversamos y nos contó que el destacado y admirable abogado que alguna vez hizo clases en nuestra escuela, había fallecido. El trayecto se hizo más corto, llegamos a Santiago. En forma casi inmediata, llegamos de Pajaritos al aeropuerto y aún nos quedaba tiempo. Así que hicimos el check-in... Y, sorpresa! Asientos separados. Yo me puse contenta, lo malo fue que lo expresé y eso entristeció un poco a mi mamá. No era que no quisiera estar con ellos, pero me parece entretenido hacer cosas distintas y ver gente distinta... En fin, luego arreglamos el problema y quedamos juntos en la fila de las salidas de emergencia, jajajaja. Hay que hacer la hora. Mamá nos invitó a comer al café La Pausa y ahí el tiempo se nos pasó volando entre la exquisita torta que pedí, Madagascar y las noticias en el 13. Cargué mi celular y luego los minutos se hicieron segundos y ya estábamos haciendo la fila para subir: al fin!! Creo que no debe haber pasado ni media hora y yo ya estaba durmiendo. 
Poco antes de llegar, desperté. Mi Hermano y yo bromeamos acerca de un eventual accidente, hasta que al fin pudimos descender, ver nuestras maletas, ubicar a papá e irnos. Fue un lindo reencuentro de madrugada que se extendió hasta las cinco de la mañana.
¡Qué más a mi estilo que lo impuntual, lo pastel, la conversación, una rica comida y la familia!: definitivamente, un viaje al estilo Ge.

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